Todo empezó sin apenas darme cuenta,
su sitio de la cama parecía estar helándose,
cada vez le hacía menos efecto el tacto de mis dedos,
poco a poco se fue volviendo más frío.
Mis manos le recorrían intentando despertarlo,
me costaba mucho conseguirlo
hasta que un mal día no lo consiguieron
y entonces un hueco de mi cama, se quedó vacío.
.
.
Las noches se me hacían muy largas,
le deseaba, le necesitaba,
alargaba la mano y encontraba solo el vacío,
recordaba aquellos momentos en que mis manos le acariciaban,
cuando le miraba y me emocionaba,
recordaba tantas palabras, tantas risas,
el leve susurro que me acompañaba en mis sueños,
el calorcito que desprendía,
¡qué recuerdos…!
.
Pero hoy, él ha vuelto,
y ha vuelto como en sus mejores tiempos,
mis manos lo acarician suavemente,
y él se deja hacer, le toco y me responde,
como un resorte salta a mis deseos,
le siento vivo de nuevo, cálido y susurrante,
esta noche no dormiré sola,
le tendré al lado, en plenas facultades,
solo esperando que mis manos le despierten.
Él está hoy a mi lado,
mi compañero de cama, mi amante
y ha vuelto completito…
con su A,
con su B,
con su C,
señor, señor, ¡si ha vuelto con todas sus teclas!
ya le tengo otra vez aquí,
totalmente rendido a complacerme, .
¡POR FIN…!