Posts Tagged ‘soledad’
EN LA NOCHE
Posted in micropoemas, poesía, tagged beso, desamor, noche, soledad, sueños on 16/02/2020| 37 Comments »
BESO AMARGO
Posted in poesía, tagged amargo, beso, boca, lagrimas, soledad on 30/01/2020| 50 Comments »
BESO AMARGO
Paladeé, ansiosa, aquella boca húmeda
que sentí pegada a la mía.
Un nombre se me escapó antes de abrir los ojos,
pero estaba sola, completamente sola,
volví a cerrarlos
y me di cuenta que todo era un sueño.
Sin embargo la sensación había sido tan real
que hasta percibí su aroma,
sentí sus dedos acariciándome,
temblé con el roce de su piel
confundida con la mía.
Como tantas veces, me estrellé con la realidad,
el sueño se convirtió en pesadilla
y el dulce sabor de mi boca
se trocó en el sabor amargo de las lágrimas.
(Estrella)
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NO OLVIDEMOS…
Posted in micropoemas, tagged espíritu navideño, frío, hambre, navidad, soledad, solidaridad, techo on 23/12/2018| 40 Comments »
La vida es algo más que consumir,
NO OLVIDEMOS a los que nada tienen,
a los que tienen hambre y frío,
a aquéllos que carecen de un techo,
a los que caminan sin rumbo, solos.
Hay muchas maneras de ayudar,
amemos, seamos solidarios,
seguramente algo se nos ocurrirá
para recuperar el espíritu navideño.
FELIZ NAVIDAD A TODOS.
Un abrazo.
Una idea para expresar esa solidaridad… contribuir con un pequeño donativo (o grande según se pueda) con la gran obra de Iñaki Alegría. Si entráis en ese post, os llevará a un enlace donde se puede hacer, a ver si entre todos conseguimos el objetivo que pretende para sus niños de Gambo.
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RECUERDOS DE INFANCIA: EL COLEGIO (1)
Posted in recuerdos de infancia, tagged colegio, frío, internado, patio, soledad, trenzas on 17/05/2018| 33 Comments »
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Publiqué tres posts dedicados a mis tiempos de internado al principio de abrir el blog en WP. Como supongo que muchos no los habréis leído, voy a republicarlos seguidos. Espero que os gusten, la vida en este montón de años ha cambiado mucho.
Los que andáis por una edad parecida a la mía os recordarán vuestros tiempos y a los más jóvenes les parecerá otro mundo…
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Han pasado un montón de años
y aún sigo buscando aquella niña indómita
que se perdió un día de octubre de hace muchos años…
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Tenía nueve años
y decidieron que a aquel potrillo un poco salvaje,
que corría por los campos
y se subía a los árboles como un gato montés,
había que amansarle un poco.
Y entre doña Carmina la maestra y mi abuela,
con el beneplácito de mi madre,
lo prepararon todo para hacer de mí una señorita.
“La niña no es tonta e igual conseguimos algo de ella”,
imagino que algo así hablaron entre ellas.
Y lo prepararon todo, me buscaron un internado de monjas,
donde harían de mí una mujer de provecho… ¡ja ja! (con ironía)
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Fuimos a conocerlo.
Una calleja estrecha, un edificio gris, ¡qué triste!
Al entrar, entre aquella penumbra
y aquellos muebles tan viejos ennegrecidos por el paso del tiempo,
me pareció un poco siniestro.
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Otra cosa eran los patios.
Uno exterior, con una tapia muy alta
que nos ocultaba a la vista de la gente,
con un gran portón, por el que, unos años después,
pasaríamos nuestros primeros mensajes de amor.
Y una patio interior, el más usado,
pues el invierno era crudo y largo en aquel lugar,
siete largos inviernos me esperaban allí, ¡siete!
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Los dormitorios, estancias grandes, con 10 ó 12 literas a cada lado…
Pasillos vacíos, las paredes desnudas, sin color,
el colegio no era acogedor, era frío e impersonal.
Pero yo siempre estaba dispuesta a vivir nuevas emociones,
y para mí el colegio era una nueva aventura,
así me lo tomé… ¡qué ingenua!
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Y aquel día de octubre,
allí, en aquel caserón oscuro, se perdió la niña indómita
de las largas trenzas.
Trenzas que había dejado en el suelo
de la peluquería días antes, con humedad en los ojos.
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Los preparativos, el uniforme, sábanas, mantas,
colchón de lana, en aquellos tiempos auténtica lana,
además sacada de las ovejas de mi abuela,
al menos iba a tener algo del pueblo conmigo.
Todo marcado a punto de cruz, nº 114.
Ese número me acompañó los siete años que duró mi internamiento.
Entré con nueve, salí con dieciséis,
¡una larga condena!
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La niña indómita se convirtió en sumisa señorita o eso parecía…
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Se acercaba el día de la partida
En aquel momento no era muy consciente de que
sólo volvería al pueblo para las vacaciones.
Ese primer día mi abuela fue conmigo.
Los siguientes viajes ya me las tendría que apañar yo sola.
Era a primeros de octubre
y el vago recuerdo que me ha quedado en la memoria,
es que era casi de noche cuando llegamos,
que el día estaba muy nublado y ya hacía frío.
No lloré cuando mi abuela se fue,
lo viví en aquel momento como un episodio más en mi vida,
estaba acostumbrada a una vida un poco anárquica,
hoy aquí, mañana allá,
un poco al vaivén de los acontecimientos.
¡otra aventura más…!
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Era casi la hora de cenar,
había niñas en el patio con sus padres.
Y yo estaba sola,
pero no recuerdo que eso me afectara mucho en aquel momento.
No lo viví como algo traumático,
Como decía antes,
mi vida había sido un poco movida,
no la convencional de la mayoría de los niños.
Creo que dormí bien esa noche,
e incluso creo, que los primeros días me sentí bien.
Fue después, con el paso del tiempo,
cuando sentí que el potrillo que llevaba dentro
necesitaba espacio para correr,
¡ay… mis montañas!
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Pero eso lo contaré en otro momento,
si no os importa…
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Aún hoy, sigo buscando dentro de mí
a aquella niña inquieta,
que se perdió un día de octubre de hace un montón de años…
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UN VERSO PERDIDO
Posted in poesía, tagged soledad, verso on 14/03/2018| 29 Comments »
Soy un verso sin rima,
un verso sin medida.
En el poema de tu vida,
sin cabida.
Soy un verso perdido para ti.
(Estrella)
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PAZ
Posted in fotografía, vivencias, tagged nieve, paz, Peña Labra, Picos de Europa, Piedrasluengas, San Salvador de Cantamuda, soledad, valle on 05/02/2018| 24 Comments »
El miércoles pasado, antes de la ola de nieve y frío estuve en mi pueblo por cuestiones administrativas. Por allí todavía había nieve de días antes, aunque ahora creo que están a rebosar… Mi pueblo está en la Montaña Palentina, la gran desconocida. En San Salvador de Cantamuda, ayuntamiento a dónde pertenece mi pueblo, hay una iglesia que es una pequeña joya del románico, como podéis ver en la foto.
Ya que estaba allí me acerqué al puerto de Piedrasluengas que está a una decena de kilómetros. El día era claro y luminoso, hacía un sol espléndido y el cielo lucía un azul resplandeciente. Siempre que voy por allí, subo al puerto, es un lugar maravilloso y se respira paz.
El mirador estaba desierto, había un coche aparcado en la carretera pero no había nadie dentro, imagino que estarían disfrutando de alguna ruta por la montaña. La vista espectacular, en el fondo el valle cubierto con su manto verde, un poco más parduzco ahora en invierno, y a lo lejos los Picos de Europa, con su manto blanco de nieve. Algunas veces de las que he ido apenas se dejaban ver envueltos en niebla, pero el otro día se mostraban con toda nitidez.
A mi espalda Peña Labra, con su forma tan original, coronada de rocas en la cima que parecen puestas a propósito para proteger el interior. Creo que la subida no es difícil, aunque nunca subí, pero una vez arriba, la corona rocosa que la rodea sirve de muralla y hay que buscar una zona determinada para poder llegar a lo alto de la cima. Recuerdo oír de niña, que los amaneceres desde lo alto de la peña son espectaculares, con el valle en un mar de niebla y en el horizonte se ve el mar. Me temo que moriré sin comprobar si es verdad.
Siempre siento algo especial cuando estoy allí, pero esta vez, ese sentimiento pareció elevado a la máxima potencia. La música del silencio solo se veía interrumpida por algún acorde de los pájaros y el suave silbido del viento, sentí tal paz que me apoyé en uno de los travesaños de madera del mirador y estuve durante minutos con la mente en blanco, solo integrándome en el paisaje, sintiéndome parte integrante de él. Esta vez, con algo de nieve todavía en las praderas, ni siquiera estaban las vacas pastando como otras veces, ni pasó un solo coche en la carretera cercana, que desde allí, casi a tumba abierta, baja hasta Potes. Solo el silencio y la paz, bendita paz.
Estaba sola y a diferencia de otras veces, no eché de menos la compañía de nadie, supongo que terminaré por acostumbrarme a la soledad. Mientras volvía a casa pensé que debo ir más a menudo, tiene la facultad de cauterizarme las heridas que me va infiriendo la vida.
Ya he escrito un par de post dedicados a este puerto, por si no los habéis leído os dejo los enlaces, éste publicado hace poco tiempo y éste otro escrito hace ya bastante tiempo.
VACACIONES EN SOLEDAD
Posted in fotografía, vivencias, tagged Ares, Cantavieja, Iglesuela, Morella, soledad, vacaciones on 16/06/2017| 41 Comments »
Me quedé mirando el asiento vacío enfrente de mí…
Hace unos pocos años viajé sola unos días de vacaciones a la zona del Maestrazgo de Teruel y la montaña de Castellón.
Me encantó la zona pero la sensación de soledad fue tan fuerte que no he vuelto a hacerlo. Desde entonces, aunque en algún momento viajo sola (cada vez menos), suelo quedar con amigos o familiares y ya no es lo mismo.
Llegué por la tarde a Morella, precioso paraje… Mientras busqué el hotel y di una ojeada al pueblo apenas me dio tiempo de echar algo de menos. Era septiembre, con calor de día y temperatura un poco más fresca por la noche. Al amanecer la niebla formaba un manto blanco que apenas dejaba ver el pueblo.
No os voy a contar cómo es Morella, en las fotos lo véis. Ni de los demás sitios que visité, que fueron muchos y todos una maravilla, hasta me perdí en el monte por fiarme del Tomtom… Aquí se trata de hablar de la soledad de algunas vacaciones.
La primera noche estaba cansada después de conducir cientos de kilómetros y dormí relativamente bien. Pero ya en en desayuno me encontraba extraña, había dos o tres parejas, algunas familias con niños, varios jóvenes que parecía viajaran juntos y yo. Desayuné deprisa y me dispuse a visitar el pueblo.
¿Qué haces cuando estás sola? Andas, andas, andas… hasta que te duelen los pies porque, aunque te apetecería tomar una cerveza mientras descansas un poco, no lo haces porque no tienes con quien compartirlo.
Llega la hora de comer, pasar las dos, las dos y media, las tres… no puedes demorarlo más o te quedas sin comer. Buscas una mesa en el rincón y te pones de espalda a la gente para que no adviertan tu soledad. Te da lo mismo comer un sabroso solomillo que un trozo de pizza, lo que quieres es hacerlo deprisa y desaparecer. Miras el asiento de entrente, está vacío, todas las palabras, todas las sonrisas que quisieras decicarle, se quedan en el aire.
Y te dedicas de nuevo a caminar (en coche o andando, depente) Haces fotos, te maravillas con algunas cosas, buscas algún banco a la sombra para descansar un poco y seguir adelante.
Se hace de noche y hay que cenar, a veces entras a un super, compras media barra de pan y un poco de jamón y te refugias en la habitación para no enfrentarte de nuevo a ese hueco vacío del otro lado de la mesa.
Tienes una habitación enorme, con una enorme cama o, más frecuentemente, dos unidas. Y no te apetece ni meterte, a veces te despierta el amanecer sin haber deshecho la cama.
Y al día siguiente igual, y al otro, y al otro… visitas sitios diferentes y disfrutas de esos momentos de conocimiento, pero la soledad ya la llevas pegada a la piel como una lapa. Llegas a sentir la necesidad de que todo acabe y volver a casa, también sola, pero en tu ambiente.
Me he acordado de este viaje, porque ahora que estoy de baja laboral por una operación reciente, echo mucho de menos a una persona que me acompañe, que me haga sentir que no estoy sola… Igual que sentí en aquellas vacaciones. La soledad puede ser buena e incluso deseada en ocasiones, pero otras (las más) es opresiva y dolorosa.
DESPERTAR
Posted in poesía, Uncategorized, tagged besos, despertar, hospital., sábanas, soledad on 11/06/2017| 52 Comments »
Tan solo un sueño…
Eran sueño tus palabras,
sueño tus besos,
sueño tus te quiero.
De pronto desperté
y encontré un desconocido
ente las frías sábanas
de mi soledad.
(Estrella)
Tras unos cuantos días ausente por una intervención quirúrgica a la que me he sometido, vuelvo de nuevo por aquí, aunque sin mucho ánimo ni mucha inspiración, supongo que los días de hospital han dejado vacía mi mente, no he tenido ni ganas de abrir el ordenador.
Quizá también me han hecho darme cuenta (aún más) lo sola que estoy. Pero ya estoy mejor y con ganas de mimarme un poco, que ya es hora. Espero poco a poco ir recuperando esas musas que han huído de mí, «como alma que lleva el diablo…»
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TIERRA ADENTRO
Posted in poesía, tagged ausencia, soledad, sueño, tierra adentro, vacio on 07/04/2017| 56 Comments »
Nadé a contracorriente
buscando un sueño
que se perdió en el infinito,
no encontré más que el vacío
de tu ausencia.
Volví tierra adentro
y me encerré en mi soledad.
(Estrella)
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