Anoche, mi mirada huérfana de luna,
se llenó de estrellas.
¿Cuántas lunas han quedado en el camino?
muchas…
Lunas llenas y noches oscuras,
lunas locas, tristes, alegres, románticas, nostálgicas.
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El tiempo va pasando
y no podemos desperdiciarlo,
no sabemos donde vamos a estar mañana.
¿Os acordáis cuando éramos niños?
la vida era como un tren lento, de aquellos de asientos de madera
¡cómo me gustaba ver el zigzag de las bielas de la máquina,
asomada a la ventanilla, en las curvas del puerto de Pajares!
Luego, en mi primera juventud,
ya fueron los rápidos, los correos…
Recuerdo aquellos viajes sola a Madrid,
siendo aún una niña, en el correo de la noche,
seis o siete horas para hacer poco más de 350 km.
¡Cómo ansiaba ser mayor!
pero nunca fui una chica como las demás,
nunca disfruté de la juventud,
pasé de la infancia a la maternidad,
sin apenas darme cuenta…
.
El tiempo empezaba a acelerarse y vino el TALGO.
Los trenes cada vez iban más rápidos,
como los años,
y yo aún deseaba que lo hicieran más deprisa,
solo quería que el tiempo pasara, nada me ilusionaba.
Y así, en alas del tiempo llegó el AVE, el veloz ave…
El tiempo pasa volando como ese AVE.
Pero también él tiene averías y se detiene,
como se detiene el tiempo.
.El tiempo…
que vuela a veces y otras se estanca,
contradicciones de la vida.
.
Y ahora voy montada en el tren más veloz,
el tiempo se me escapa…
Cuando se tiene una ilusión, un deseo, un amor,
el tiempo no se detiene, sigue y sigue,
todos quisiéramos poder detenerlo ante la felicidad.
Sin embargo, anoche,
bajo un manto de estrellas,
cuando hubiera querido que el tiempo volara
y recuperar el bienestar perdido,
sentí que se había quedado colgado en ellas
quizá esperando un nuevo amanecer.
(Estrella)
(Uslar Pietri, fragmento del poema “Día a día”)
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