¡Estoy emocionada! Siempre me pasa el día de San Miguel. ¿Sabéis? es la fiesta de mi pueblo. Me he asomado a la ventana y el día está un poco nublado y hace frío. Ya es final de verano y se nota.
Dentro de unos días me voy al internado, así que voy a disfrutar la fiesta especialmente.
Ayer por la tarde, mi abuela mató un pollo, ¡pobrecito! Le dobló el cuello, le hizo un corte y se fue desangrando poco a poco en una taza que sujetaba yo, ¿es crueldad o inconsciencia por mis pocos años no sentir el dolor del pollo? Seguro que con los años me daré cuenta…
Mi abuela le metió un momento en agua hirviendo (ya estaba muerto ¡eh!) y empezamos a quitarle las plumas. Le troceó y ya colocado en la “fresquera” estaba listo para la comida de hoy.
Ya tengo preparado el barreño con agua caliente para bañarme. Y mi vestido de los domingos, de cuadros blancos y rojos y un lazo rojo en la cintura y los únicos zapatos que tengo. Ya tienen dos años y me aprietan un poco, pero como voy a ir al cole ya me han comprado unos muy feos para llevar allí y no tenemos dinero para más.
Me parece que estoy muy guapa con las trenzas, aunque me las van a cortar antes de ir al colegio, no sabría peinarme bien porque solo tengo nueve años.
Hoy vamos a comer arroz con los menudillos del pollo (el hígado, la molleja, la sangre coagulada, la punta de las alas, el cuello y la cresta) Solo lo comemos en días muy señalados del año y me encanta. Mi abuela siempre abre una lata de berberechos y los echa también al arroz, en cuanto ella se descuida me bebo el caldo.
Y hablando de caldo… Han llegado los músicos con el tío Elías, el alcalde, el secretario y el cura. Mi abuela les tiene preparada una botella de vino dulce. ¡Y en las otras casas del pueblo también, cómo se van a poner! es una costumbre todos los años.
Ya se han marchado. Voy a probar el vino… ¡qué rico! Como no hay nadie más, todos han salido a la puerta de casa, me bebo lo que queda en un vasito, no pasa nada así que hago lo mismo con todos los culines que han dejado. Me siento muy bien. Creo que me he emborrachado un poco.
¡Uy, qué sueño me está entrando! Voy a sentarme en el sillón de mimbre de mi abuela que está en el portal.
-¡Estrella!
Es mi mami (así llamo a mi abuela), creo que me he quedado dormida. Se asoma desde la cocina y me mira extrañada.
-¿Qué te pasa? ¿estás mala?
-No, mami, tengo sueño.
-Espabila, va a venir el tío Marcos a comer y tienes que ir a por agua a la fuente.
-Ya voy…
El arroz está muy bueno. Y el guiso de pollo también. Pero lo que más me gusta es la tarta de galletas que hace mi abuela, rellena de chocolate y de una crema como el flan pero más blandita… no sé cómo se llama, cuando sea mayor lo sabré.
No me encuentro bien, mi abuela me mira raro pero no le voy a decir que he bebido vino porque se va a enfadar y tiene la mano muy suelta, ya sabéis ¿no?
Voy a dormir otro rato en el sillón, así, cuando empiece el baile, ya estaré mejor. Me gusta mucho ver a los músicos, uno toca el acordeón y otro tiene un bombo y unos platillos y la gente baila mucho. Hoy es la última fiesta de la comarca, San Miguel, 29 de septiembre, la fiesta de mi pueblo y hay mucha gente.
El invierno se acerca…
Dedicado a Note. Dejé un comentario en su blog hablando de la vez que cogí una «cogorza» en la fiesta de mi pueblo cuando era una niña todavía, y me sugirió que lo pusiera en mi blog y yo soy muy bien mandada, jajaja…
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