El coche avanza veloz por una carretera casi desierta. La conductora, absorta en sus pensamientos, no repara en los dorados campos preñados de grano que se asoman a un cielo azul manchado con algunas nubes.
Va camino a la locura pero no se detiene a pensarlo, solo quiere acelerar el tiempo y llegar cuanto antes al sitio convenido.
Nubes negras van cubriendo el azul del cielo, quizá sea un aviso ante lo inevitable. Una ligera lluvia le acompaña cuando llega a su destino. Aparca y en un momento de cordura, que dura lo que un suspiro, está a punto de desandar el camino recorrido. Pero la locura es más fuerte.
Sale del coche y con un libro abierto intenta leer. Pero su vista no se para en las páginas, tan solo mira a los coches que llegan. Larga espera. Los nervios atenazan su miedo y ¿si él no viene? y ¿si ella se fuera? Bendita o maldita locura que le hace esperar.
"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar." (A. Machado)