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Posts Tagged ‘ausencia’

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Hoy no soy nada,

tan solo una ráfaga de viento

en medio de la tempestad.

Un verso sin rima

en un poema a medio escribir.

Soy la oscuridad, el miedo,

el deseo latente de morir.

Hoy no estoy,

me llevaste contigo aquel día

sin apercibirte de ello,

me arrebataste mi ser…

Quizá un mañana, al despertar,

vuelva a ser yo.

(Estrella)

.

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COMENTARIOS

cof

Los que me vais conociendo sabéis que me gusta el intercambio de comentarios que construyen un puente virtual entre nosotros. Es verdad que no me prodigo lo que quisiera por falta de tiempo, pero intento, de vez en cuando, visitar vuestros blogs y comentar. A veces, guardo los comentarios que escribo, siempre pensando si, en un momento dado, puedan servirme de inspiración para escribir algo. La verdad es que se quedan olvidados en las entrañas del ordenador hasta que, pasado un tiempo, les desempolvo y reviso para ver si hay algo aprovechable.

Eso he estado haciendo hoy, desempolvando y escogiendo algunos. Todos son «poemas de los míos», digo de los míos porque nunca me he considerado poeta como para hablar de poemas, a secas. Poemas cortos inspirados por vuestros posts. Se me ha ocurrido dejar algunos por aquí, para que permanezcan a través de los tiempos, jeje…

________________________________________

Es difícil controlar el pensamiento,

descolgarlo de la percha de tu ausencia

y dejar espacio a la ilusión que espera

a la puerta del armario.

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Los poemas, cuando lloran,

convierten el desierto en un vergel

que mitiga el dolor del desamor.

________________________________________

¿Cuánto tiempo me amarás?

te preguntaba cada día

buscando en tu mirada una respuesta,

tú, tan solo te reías.

Un aciago día te fuiste,

y ahora me pregunto

¿cuánto tiempo me queda?

al calendario le quedan muchos días.

________________________________________

Su mejor apuesta:

sus propias palabras,

sus sentimientos,

el alma expuesta en el ritmo

de unos versos.

(Estrella)

.

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LLUVIA HELADA

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El cielo se rasgó,

cayó sobre mí una lluvia helada

que anegó mi alma.

Entumecida me dejé llevar

a un mundo frío y hostil,

donde el amor no tiene cabida,

donde sólo el dolor anida.

¿Qué fue del amor?

arrinconado, abandonado

en el fondo del corazón,

languidece en estertores de muerte,

boqueando en busca de aire,

buscando arder.

¿Dónde fueron las palabras?

se diluyeron en el aire,

doloridas, agónicas,

encerradas en celdas sin salida.

Palabras sin voz,

que quieren decir tanto,

ahogadas en llanto.

Silencios contenidos, rotos,

gritando por dentro,

clamor en busca de ese amor

que yace herido de muerte

por no verte.

(Estrella)

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AL AMANECER

pareja

Cuando en la mañana alargo la mano,

solo encuentro un hueco vacío.

Te sueño a mi lado.

Sin abrir los ojos,

mis dedos acarician tu espalda,

mi boca te recorre lentamente

y se detiene en tu nuca,

un beso suave en tu piel ardiente.

Abro los ojos y estoy sola.

El beso queda suspendido

en el aire de la habitación

y un te quiero se ahoga en mi garganta.

Con la vista nublada te busco,

pero no estás,

eres sueño de una noche de verano,

o dos, o tres,

quizá un sueño de cada noche del año…

(Estrella) .

.

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Nadé a contracorriente

buscando un sueño

que se perdió en el infinito,

no encontré más que el vacío

de tu ausencia.

Volví tierra adentro

y me encerré en mi soledad.

(Estrella)

.

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A veces siento que he perdido la razón, me descubro mirando por la ventana, observando a hurtadillas un tiempo que ya pasó:

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.

Aquella niña… Seis años, trenzas rubias, dulce mirada.

Y una mujer que con paciencia espera en el andén del apeadero de la Robla.

La niña camina hacia ella agarrada a la mano de una mujer joven, su madre. No sabe qué pasa pero intuye el dolor. Aún resuenan los gritos y los golpes  en sus oìdos a pesar de intentar tapárselos con sus manos.

Las dos mujeres se encuentran y la niña cambia de mano. Mira a su madre sin entender y , aunque ahora no lo sabe,  pasarán meses antes de volverla a ver.

Luego, el viaje en tren. En la maleta sus vestidos de niña… en el corazón el aprendizaje duro de la vida. La nostalgia, el dolor de su primera pérdida. Una mano le acaricia el pelo mientras el tren atraviesa los campos de Castilla… es la mano de su abuela que le da serenidad.

Pasan unos meses, la niña llora enloquecida por el dolor. La abuela sufre por ella, el médico del pueblo no sabe qué le pasa. Con la pierna inflamada en un hospital de Asturias recala, un frío y húmedo día de finales de otoño.

Batas blancas, jeringas, cloroformo. Una operación le mantiene postrada en cama. Su madre vuelve del extranjero a dónde escapó huyendo de la miseria y de otras cosas. Desde el día del tren no había vuelto a verla. De nuevo enfrentados, de nuevo gritos. La niña llora, se esconde bajo las sábanas, no quiere oír…

La venganza: el rencor se vuelve contra ella, se queda sin seguro médico y se tiene que ir del hospital. Sigue enferma, curas y más curas con identidad falsa, de repente tiene que suplantar a su prima para poder seguir curándose con la cartilla de ella.

Pero no mejora, le dicen que siempre tendrá su pierna mal. La abuela, aquella gran mujer, indaga, llama a mil puertas, no desespera. Hasta que encuentra quien pueda curar a la niña de las trenzas rubias.

De nuevo el quirófano, las batas blancas. Un hospital de beneficencia de Madrid se hace cargo de la operación. Esta vez, solo la abuela está con ella, su madre no puede venir. Una habitación con dos filas de camas, muchas. Y una sala con televisión. A ella, que viene del pueblo le parece un palacio. Recuerda la serie Rin Tin Tin, que vio por primera vez. Han pasado muchos, muchos años.

Y esta vez sí, después de meses de recuperación la niña parece curada.

La vida sigue en un pueblo de montaña. Naturaleza viva, nieve en invierno, sol en verano. La maestra dice que la niña es buena estudiante, que hay que mandarla fuera. Tiene diez años y, con una beca, comienza su internado en un colegio de monjas, siete años pasará allí…

Cada dos años ve a su madre, quince días, eran tiempos difíciles para los emigrantes, trabajan mucho y hay pocas oportunidades para disfrutar vacaciones. Su padre viene de visita una vez durante esos siete años de internado.

La niña se convierte en adolescente, se enamora, o eso cree. Está cansada de no pertenecer a ninguna parte, Repartida entre su abuela y sus tíos, es de todos pero no es de nadie. No encuentra su sitio, en realidad, ya entonces siente que está sola.

Aparentemente se ha vuelto fuerte, eso creen, porque calla. Y siempre sonríe.

Es muy joven, comienzan sus escarceos amorosos. Hay un chico especial. Su familia se opone frontalmente, aunque, en principio, no lo dan demasiada importancia. Pasados unos meses saldrá del internado y se irá a cientos de kilómetros. Le olvidará, piensan…

Pero él la sigue, y durante un tiempo se ven en secreto. Les descubren, cono siempre ocurre y empiezan las bofetadas, los encierros, las prohibiciones. Pero no hay acicate mayor para una relación que la oposición de los demás. Y eso pasó.

La niña estudia, 17 añitos, buena estudiante, futura aspirante a periodista, ilusionada. No pueden impedirle ir a las clases. Y se ven durante el trayecto, poco tiempo pero intenso…

También eso se lo quieren quitar. Se escapa de casa cuando puede y tiene la guerra montada, cuando vuelve. Pero todo lo hace con gusto. Sueña que alguien la quiere.

Es verano. Su madre, de vacaciones, le amenaza con llevársela a Alemania y comienza el papeleo. Un día de septiembre le dan permiso para ir casa de una amiga, él chico la busca y la convence para irse con el. Sin más equipaje que la ropa que lleva puesta, llegan a la estación y montan en el primer tren que pasa. La suerte está echada.

Ya no volverá a casa, aunque la guardia civil la encuentre. Su madre se rinde, no aparece por España y ella se siente más sola que nunca. En ese momento deja atrás su ingenuidad, sus sueños y en un cajón perdido su matrícula para la antigua Escuela de Periodismo, su ansiado futuro profesional. Se rompió un sueño…

Así se fraguó el primer punto y aparte importante de su vida.

(Estrella)

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La noche nace en soledad,

mis manos buscan

el hueco vacío de tu ausencia

y recuerdos desperdigados

en la bruma de mi consciencia,

para poder dormir.

(Estrella)

.

 

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En las yemas de mis dedos

llevo el mapa de tu cuerpo impreso

y en mis noches solitarias,

en la penumbra de mi cuarto,

entre los arabescos que hacen las sombras

al jugar la luz de la farola con la blanca cortina,

voy dibujando en el aire ese cuerpo amado,

remarcando cada sinuosidad,

cada arruga, cada pliegue,

todo en su lugar exacto,

como si de una foto se tratara.

 

Así te amo,

reviviéndote cada noche en las sombras de mi cuarto

mientras respiro tu piel

y mis manos, lentamente,

pintan cada rincón de ese mapa

dejando en él un reguero de vivo fuego…

y cuando tu estremecimiento baila

al compás del mío,

sólo suplico a las sombras que no se vayan todavía,

que el amanecer espere…

(Estrella)

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SUEÑOS

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SUEÑOS

.

Lleno mis horas

de miles de sueños,

que mitiguen tu ausencia.

.

Imagino el sonido

de esa nube que pasa,

que se desgarra y llora

y en mi sueño convierto

sus lágrimas,

en dulces palabras de amor.

.

Y sueño en mis noches

que las armas del árbol,

donde cantan los pájaros

por la mañana,

asemejan tus brazos

que me abrazan.

.

Siento, que el rumor

de la fuente

que mis sueños mece,

rompe el silencio,

se trasforma en susurro

y dice mi nombre.

.

Y, cuando la luz se asoma

tras la montaña,

vivo en mis sueños

amaneceres rojos

que embriagan mi cuerpo

de pasión y deseo.

.

Lleno mis días

de sueños de amor

para olvidar tu ausencia.

(Estrella)

 

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FALSO ENGAÑO

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Yo creía que te engañaba

cuando la sonrisa ocultaba mi dolor,

tú creías que me engañabas

cuando callabas ocultando tu dolor,

pero ni yo te engañaba ni tú me engañabas,

al corazón no le valen engaños…

fingíamos ambos

sabiendo que fingíamos.

Pensé que quizá así el dolor se diluyera,

pero iba creciendo más y más,

hasta que un día te dije todo lo que me dolía

y tú me contestaste,

“ahora ya sabemos lo que nos duele a los dos”

Entonces…

el dolor de la ausencia no desapareció,

pero al compartirlo,

se hizo mucho más llevadero.

(Estrella)

 

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