Quizá la luna de plata
baje a tus aspas
a balancearse,
mientras susurra a tu oído
lo bien que bailas
al viento.
Quizá ella sepa decirte
en qué lugar se halla
quien te espera.
Quizá el sol de la mañana,
mientras posa en ti
sus rayos,
te traiga la buena nueva.
Quizá ya llegó
el momento
de estremecer tus alas
y por fin poder volar
hacia él,
libre.
(Estrella)