De vuelta de unos días de ¿descanso y relax?
Algo de descanso, puede que sí, pero ¿relax? ¿quién podría relajarse al lado de un torbellino de cinco años?
Tenía unos días de vacaciones y, como toca ejercer de abuela, nos subimos los dos en el coche y nos fuimos a Cantabria, una maravilla de la naturaleza donde, si es verdad que el verde es esperanza, allí la venden por arrobas…
Iker es un niño avispado, inquieto y sin miedo al mar. Y estar sola con él en la playa significaba no relajarse ni un segundo. ¿Tumbarme al sol? Quiá… al minuto ya estaba buscándole entre los bañistas y poniéndome de los nervios, pues pasa más tiempo con la cabeza debajo del agua que encima, buscando las olas, nadando por debajo de ellas, buceando.
¿Leer un libro? Ni por asomo… con la marea baja se perdía entre las rocas y de vez en cuando desaparecía de mi vista, así que a buscarle como una loca.
Playa por la mañana, playa por la tarde y helados. Lo he disfrutado por él, porque le encanta, no veía la hora de llevarle a casa, pero soy de las que dicen que la playa… cuando la asfalten.
En estos días, el móvil solamente para lo indispensable, que el niño hablara con su madre. Internet apenas, una ojeada a las noticias y nada más. Mi blog abandonado, los de los amigos más o menos, he leído algo pero no he comentado, estaba vaga, vaguísima… Y, como no he escrito nada, he recuperado un poema de hace tiempo con el mar de fondo.
SE HIZO MAR
.
Y fueron arena y sal
las palabras que un día te dije,
los suspiros
que en mí provocaste,
mis miradas tan llenas de amor.
.
Fueron arena y sal
y luego mar…
los abrazos que guardé para ti
y los besos ardientes
que un día te di.
.
Fueron arena y sal… y olvido,
la emoción,
el deseo,
el dolor de perderte,
el sentirnos el uno del otro.
.
Fueron arena y mar,
dolor y olvido,
la pasión que vivimos un día,
y la hoguera que fue
nuestra noche.
.
Mi amor fue arena y sal.
Y, al llegar la marea,
un atardecer,
cabalgó en una ola
y se hizo mar en el mar.
(Estrella)