
Mirando esta vieja fotografía, de mi amiga Belén, me vienen a la mente aquellos tiempos en que la correspondencia nos ponía en contacto con la gente que queríamos. Es una pena que se haya perdido esa bonita costumbre de escribir.
.
Lo olió con fruición,
lo acarició con manos temblorosas,
cerró los ojos y le pareció que él estaba allí,
recorrió como en una caricia su nombre escrito,
le imaginó escribiendo con trazo ágil,
la luz de la ventana tras él
iluminando la cuartilla.
Imaginó sus ojos semiabiertos, pensando,
buscando las palabras.
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Dio la vuelta al sobre, dudando si abrirlo,
desde un tiempo atrás sus cartas le mantenían viva,
palabras de amor bailando ante sus ojos,
emoción compartida,
besos en palabras con sabor a él.
Los recuerdos se asomaban al balcón de su memoria
y a sus ojos unas lágrimas,
la nostalgia le envolvió de nuevo
y la distancia se le antojó insuperable.
.
Una vez más acercó el sobre a su cara,
respiró profundo evocando su aroma,
un presentimiento le atenazó el corazón.
Con lentitud rasgó el sobre,
una nota breve en su interior,
“el tiempo del amor se acabó
aunque siempre seré tu amigo”,
las letras se fueron emborronando
mientras un sabor salado amargaba su garganta…
(Estrella)