Primera secuencia.
El coche avanza veloz por una carretera casi desierta. La conductora, absorta en sus pensamientos, no repara en los dorados campos preñados de grano que se asoman a un cielo azul manchado con algunas nubes.
Va camino a la locura pero no se detiene a pensarlo, solo quiere acelerar el tiempo y llegar cuanto antes al sitio convenido.
Nubes negras van cubriendo el azul del cielo, quizá sea un aviso ante lo inevitable. Una ligera lluvia le acompaña cuando llega a su destino. Aparca y en un momento de cordura, que dura lo que un suspiro, está a punto de desandar el camino recorrido. Pero la locura es más fuerte.
Sale del coche y con un libro abierto intenta leer. Pero su vista no se para en las páginas, tan solo mira a los coches que llegan. Larga espera. Los nervios atenazan su miedo y ¿si él no viene? y ¿si ella se fuera? Bendita o maldita locura que le hace esperar.
Segunda secuencia.
Ese coche sí, ese es, reconoce al conductor aunque nunca se hayan visto… la suerte está echada. Abre la puerta y se sienta en el asiento del copiloto. Sin palabras, un roce fugaz en los labios, una mirada y después un beso interminable, sondeando sus bocas, intentando reconocer un sabor tantas veces imaginado, ahogándose en la locura, aún sin palabras. Momentos sin tiempo en un silencio que parece interminable. En su corazón la espera se ha desvanecido, siente que ha llegado a casa.
Abre los ojos y con el corazón queriendo hacerse añicos, le mira y le sonríe. Llega el momento de los abrazos, de las palabras atropelladas, de dejar fluir las emociones tanto tiempo reprimidas.
Parece ver en su mirada el mismo amor que siente ella. Y se ha rendido a esa locura. Necesitan más, mucho más que unos besos, que unas caricias. Necesitan intimidad para dejar que la pasión hable por ellos…
Tercera secuencia.
Nunca ha vivido una situación igual. Nerviosa, como una virgen pudorosa, cruza el umbral de una habitación de un hotel cualquiera. No es la primera vez que entrega su cuerpo, tuvo marido y tiene hijos, pero siente que es la primera vez que entrega su alma.
No siente pudor al desnudarse, no intenta tapar su cuerpo, ni tiene pudor en mirar el cuerpo desnudo de su amante. Sus manos parecen tener vida propia, como si quisieran rescatar un tiempo ya perdido. Bajo esa primera ducha compartida, se exploran, se tocan, se besan, no hay palabras, solo esa locura que no parece tener cura.
Aún mojados caen en la cama enredados. Primero se miran, no hace falta palabras, solo una sonrisa. Y sin poder contenerse se rinden a esa espera de tanto tiempo.
Reposa en el hueco de su hombro mientras sus manos le acarician, le dice que se esté quieto, quiere hacer algo que nunca ha hecho, despacio, a la luz del día, quiere recorrer con sus manos y con su boca cada centímetro de su piel, con los ojos abiertos, memorizando cada pliegue, saboreando su piel, contemplando paso a paso su erección mientras su boca y su mano le acarician.
Recorre con su boca
la senda de sus piernas
buscando allí cobijo
para su lengua hambrienta.
Él la pone de espaldas a la cama y, paso a paso, va repitiendo en su cuerpo, el sendero que ella ha marcado en el suyo, ella siente que esta locura le ha hecho perder totalmente el pudor, le deja hacer hasta que no puede más y le invita, le presiona a que entre en ella, a que haga nido en su cuerpo, a que sienta que está en su hogar como ella se siente. Bendita o maldita locura, los cuerpos se estremecen en un espasmo interminable que les hace tocar el cielo con las manos.
Escucha el silencio,
tan solo gemidos
en una tarde de verano
que inundan de luz
un cuarto desconocido.
Los besos se esparcen
sembrando de rosas
el cuerpo amado.
Luego llega el momento de hablar, no del pasado, ni tampoco del futuro, solo de lo que han sentido, de lo que sienten, de ese descaro con que han explorado sus cuerpos, de esa entrega de sus almas sin reservas, de las emociones vividas, de esa vida loca o de esa locura.
Última secuencia.
La tarde de verano deja paso al crepúsculo. Las mieses siguen ondeando en alas del viento. Ella le mira y una lágrima resbala por su rostro, se queda suspendida en la comisura de la boca. Él bebe esa lágrima y bebe de nuevo de su boca con el ansia de un hambriento que aún no se siente saciado. Un beso que parece eterno hasta recuperar el control.
Un coche al lado del otro, dos mundos, ella irá en una dirección, él en la contraria. No saben ni hablan de si existirá un mañana. Quizá lleguen mil y un email con un te quiero o quizá el silencio se imponga. Ella no quiere pensar, tras la locura volverá la rutina y la soledad a su vida. O no, el tiempo será testigo de lo que pase…
Y hoy…
Hoy es el “equis” aniversario de aquella locura y ella sigue sola, ya no espera nada, tan solo ama y sueña.
El calendario se paró un momento,
le dejó impreso un día en el alma
que se renueva en cada mirada,
en cada caricia, en cada beso revivido,
en un recuerdo que se ha hecho eterno.
(Estrella)
.
Creo que voy por la tercera lectura y aún me queda el sabor de la primera. las pasiones se quedan cuando la intensidad ha dejado la huella clavada en todas las partes del cuerpo. Una historia con versos que claman deseos, pasión desbordada y un un hasta pronto sin retorno.
Buen domingo para ti Estrella.
Manuel
Gracias, Manuel, por tus lindas palabras siempre. Hay momentos mágicos que son capaces de llenar para siempre una vida vacía.
Los versos aderezan una historia inacabada, no podían faltar cuando se habla de amor.
Esa vida loca…
Abrazos y felicidad.
Una vida loca pero que buena es cuando se goza. Buen domingo
A veces hay que hacer alguna locura para gozar…
Buen domingo también para ti, Manuel.
Merece la pena esa locura y esos momentos vividos. Se quedaron grabados a fuego en tu corazón, que guardas como un tesoro y, para sentir esos instantes resurgir como Ave Fénix, cada vez, que te vengan a la memoria. Precioso Estrella, me ha encantado ! Feliz finde. Un abrazo grande amiga 🤗😊
Todos tenemos momentos especiales guardados en la memoria ¿verdad? cuando la magia nos convierte en personajes tan felices que parecen irreales.
Alguna locura, de vez en cuando, puede ser hasta sano, pero sin pasarse…
Un abrazo grande, Ro, que tengas también un feliz finde ya un poco más libres.
Tus historias crean mundos paralelos en las mentes de quienes te leen y en el mío no hay esa última secuencia y año tras año contemplamos los campos de trigo brillar bajo el sol desde el porche de nuestra casa…
Cuando creo que no se puede escribir más bonito, llegas con este regalo envuelto en hojas de pasión y ternura…
Besiños, querida amiga. 🌹🌹🌹🌹
También contemplo cada verano los campos de trigo enfrente de mi casa (como ves, siempre en singular) hoy mismo, con la pierna un poco a rastras he paseado con Yeni y me he maravillado de cómo estaban los campos… la última vez que los había visto apenas empezaban a verdear.
Me alegra mucho que pienses que lo que he escrito es un regalo para quienes me leéis, como siempre me miras con buenos ojos. Creo que todos hemos hecho alguna locura por amor…
Besiños, Pink.
Interesantes secuencias, que terminan con un calendario que se detiene en cada recuerdo.
Una muy buena manera de dejarnos colar en la historia.
Un abrazo, Estrella.
Los recuerdos, con frecuencia, son la farmacia donde curar nuestras heridas.
Las locuras que se hacen por amor pueden salir bien o mal, pero a veces no queda más remedio que arriesgar aunque no se gane.
Gracias, Awilda, un abrazo.
Comparto eso contigo, Estrella. Hay que arriesgar, aunque a veces no salgamos tan bien como queremos, porque sino ¿que sería el amor?
Un abrazote.
Dice un refrán que «quien no arriesga no cruza la mar» y los refranes son muy sabios. Puede que te ahogues pero lo has intentado. Y el amor es como un mar infinito en el que hay que nadar, a veces a contracorriente hasta llegar a la playa soñada…
Otro abrazo, Awilda.
Qué maravilla, Estrella, cuánta intensidad y pasión. ¡Una gran locura!
Un abrazo
Un gran amor bien merece una locura de vez en cuando, aunque sea solo para acumular pasiones en la memoria.
Besos Luna.
Me encanta celebrar los aniversarios de las locuras, unas amargas, pero otras muy muy dulces. Son los capítulos que forman nuestras vidas y a veces, volver a leerlos nos devuelve la magia.
Me ha enganchado su lectura.
Un abrazo Estrella
Esos aniversarios… son como sumergirse en una bañera de espuma, cerrar los ojos y dejar volar la imaginación. En cierto modo, son la sal de la vida.
Me alegro de que te haya gustado, Paloma.
Un abrazo.
El aniversario del fuego eterno!!
Cuanta pasión y locura, Estrella.
Me gustó mucho el relato.
Fuerte abrazo.
El fuego eterno en un instante,
emoción, pasión, lujuria,
maldita o bendita locura
o tan solo fue amor.
Gracias Rimas.
Un gran abrazo.
Secuencia a secuencia y recuerdo a recuerdo esta historia puede ser vivida por cualquiera, cualquiera que haya estado enamorado y que haya sentido esa pasión para entregarse al otro sin pensar en nada más. Volverlo a recordar es vivirlo sin mirar la “equis” en el calendario solo el recuerdo que dejó en tu corazón. Solo eso es lo que merece la pena. Nunca te arrepientas de haber amado.
Un abrazo de domingo ya.
Yo creo que casi todos hemos hecho alguna locura por amor y si hay alguien que no la ha hecho. no sabe lo que se ha perdido… Las historias de amor todas se parecen, todos podemos sentirnos identificados y hasta emocionarnos con ellas. El amor va impreso en nuestro ADN…
Y no, no me arrepiento ni de haber amado ni de amar, aunque las cosas a veces no salgan como quisiera.
Un gran abrazo casi de lunes.
Hermosa historia de amor, de un acto único e imborrable por no repetido y por tanto no expuesto al acabamiento.
La rutina no acabará con el sentimiento, en este caso, permanecerá para siempre con la intensidad del primer día.
Gracias, Alfonso, felices días por Galicia, preciosos lugares para disfrutar y relajarse.
Un abrazo.
Un abrazo
Bendita locura hermosamente narrada en secuencias. Lo he leído con pasión … y de un tirón 🙂, pues como todo buen relato va in crescendo.
Me ha encantado , Estrella.
¡Gracias!
Un fuerte abrazo
Las locuras por amor son las mejores, al menos dejan recuerdos imborrables en la memoria, aunque no siempre terminen bien.
Me alegro que te haya gustado la historia, Úrsula, el amor y la pasión enganchan, es inevitable.
Otro fuerte abrazo.
Gostei bastante dessa música, adorei!
Me alegro mucho haberte hecho pasar un buen rato escuchando a Céspedes.
Relato secuencial recordando un verano bien trenzado, amoroso, ardiente, palpitante…
Tras la cuarentena, el corazón vemos que salta y navega sobre aguas cálidas de calendarios pasados.
Nos lo cuentas en tu crónica, una crónica que es de todos quienes aman y han amado, nubes que llegan y descargan los brillos de la luna sobre dos cuerpos que por primera vez abrazados se aman,
a lo lejos entre silbidos de trenes que deshacen lejanías.
El espera, y ella acude inquieta al encuentro.
(En silencio desplegamos las cortinas de tus palabras y entramos expectantes
en ese escenario de luces rojas).
Y se adentraron en el océano insondable de sus deseos.
Las caricias fueron el bálsamo que les hizo nacer, revivir cada parte de su cuerpo.
El cielo ha bajado hasta la altura del pecho de los amantes llenando sus lenguas de sabores, de esperanza… de fuegos.
Ella se desnuda como si estuviera sola,
carne estremecida, y descubre que está con él.
Y le sangran las palabras de tanto repetir su nombre.
Conoce el olor, es su sangre, luz que se esparce entre los dos cuerpos como sol enciende dos árboles recién nacidos. Escuchamos susurros.
Vértigos de amor;
y baila sobre su cuerpo, ríe sola… le ofrece sus pechos,
madura, derramada,encendida, desplegada como flor abierta.
El la mira, la acoge, acaricia su cuerpo tan deseado.
Hay un perfume de flores en el ambiente,
y la habitación parece que se llenara de rosas rojas.
Ciñen sus cuerpos. Es el amor que revienta… luz que vuelve al día.
La ofrenda.
Jadeos entre aguas de rosas inventando estrellas.
Embriaguez de dos cuerpos, ávidos uno dentro del otro que se entrelazan bajo copiosas nubes que se abren en fuego cubriéndolos de lava,
de eternidad humana.
No importa ya ni el antes ni el después,
su almas están en llamas…Su casa está en sus cuerpos unidos.
Estremecedor relato el que hoy expones, Estrella,
imaginario como dices pero explícito y sincero como todo lo que describes. Muy bello. Describes el amor.
Valcarce.
Me has dejado sin palabras, Valcarce… uffff.
Ante tu comentario, mi post parece escrito por una Hermanita de La Caridad…
El amor es siempre el mismo, exigente, apasionado,
los cuerpos se enlazan y se estremecen
y los corazones parecieran romper el pecho en su carrera vertiginosa.
Una tarde de verano que pudiera ser de invierno, otoño o primavera,
si el calor se lleva dentro es igual que la nieve vuelva blancos los campos.
El sabor de los besos, el tacto de un abrazo,
el aroma de dos cuerpos en comunión perfecta,
es algo que nunca se olvida.
A veces, el amor permanece escondido en un rincón,
adormecido, latente, con la vida resbalando por su piel,
esperando que, cuando llega la noche, el recuerdo
sea como la cerilla que encienda la llama
del fuego en que se puedan abrasar otra vez.
Hablo de la maldita o bendita locura del amor
¿quién no lo ha sentido?
Lo malo del amor es lo que duele,
si lo tienes al lado por el miedo a perderle
y si no lo tienes, la ausencia te mata…
Gracias por este sensual y precioso comentario, ha sido un placer tu visita.
Abrazos.
Las Hs. de la Caridad blogueras veo que están muy lanzadas,
en la inercia de los tiempos que corremos.
Gracias por tu comentario,
y hagamos todos que el amor sea lo menos doloroso posible,
que sea todo luz y gozo.
Abrazos
Habrá sido la calentura después de la cuarentena que despierta la imaginación…
Un abrazo.
Estrella, como he disfrutado tu narrativa erótica, porque para mí fue recordar las vivencias de un episodio exacto como lo describes. También te reporto con mi poema PENSANDO EN TÍ:
El rocío de tus besos
en mi cuerpo se mezcló
interrumpiendo mi sueño
tu belleza y desnudez
Tus erguidos pezones
de tus pechos de durazno
en mi boca jugueteaban
y tus labios exhalaban
sonidos de aprobación
Los minutos transcurrieron
con un éxtasis creciente
mientras mis labios sedientos
descendía por tu cuerpo
y tus piernas entre abiertas
dejaban al descubierto
un manantial, un oasis
del que bebí tu pasión
La brisa del abanico
no alcanzaba a sofocar
el calor que nuestros cuerpos
generaba en cada roce
que en un dúo de expresiones,
inflexión y movimientos
convertía fantasías
sueños en realidades
esa noche de placeres
que con una cena inició.
Quisiera volver a sentir
ese juego de caderas
el rocío de tus besos
mezclándose con mi cuerpo
tu manantial de pasiones
tus gemidos y emociones.
Tony Mola
Bonito poema, Tony, muy sensual, lleno de esa pasión que envuelve a dos cuerpos que están ansiosos por poseerse.
Llamaradas en una noche de pasión,
besos y caricias preparando el terreno
para la gran explosión del amor.
El amor ¡cuántas locuras hacemos por él! y qué poco agradecido es la mayoría de las veces…
Un abrazo.
Coucou mon Amie ESTRELLA
Mes pensées à partager avec vous
Il nous reste une vie malgré le temps qui court
Il nous reste cette vie pour bien remplir nos jours quel quand soit son parcours
Il nous reste la vie pour chercher l’ amour ou celle de l’amitié
C’est vrai que nous cherchons parfois
A nous raccrocher au passé
Sans trop savoir pourquoi , surtout sans trop vouloir y penser
Mais l’on sais bien qu’au fond de soi
Que le temps coule comme un sablier
Qu’importe mes Amies Amis il faut le vivre l’instant présent et profiter de nos journées
Belle Journée ou Bonne fin d’après-midi a toi dans le calme et la douceur
Bises amicales
Bernard
Siempre con tus palabras de optimismo y vitalidad, Bernard, gracias.
Mientras hay vida, hay esperanza, dice un refrán español, así que nos aferramos a esa vida y a esa esperanza para seguir adelante.
Y siempre nos quedarán esas pequeñas cosas por las que merece vivir, un lindo amanecer, el aroma de una rosa, la sonrisa de un niño, el arco iris, un beso deseado…
Bisous, Bernard.
Buenos días, Estrella. ¡Qué bien expresas esa pasión! Sabes que siempre me ha gustado cómo escribes, sea el tema que sea. Te felicito. Muchos besos.
Mercedes,¡qué alegría verte por aquí! Hemos ido perdiendo el contacto tantos amigos de antes… fue una pena.
Me alegra que te haya gustado, gracias por tus palabras.
Abrazos.
Unos campos que con su brillo deslumbran esa mirada de mujer enamorada, que solo sueña en llegar a encontrarse con su felicidad, con su amor.
Ella, tan absorta en sus dulces pensamientos, no percibe ni la lluvia, ni la tormenta que se acerca.
Se llena de vida al verle, sus besos… los saborea y le saben a hogar, a cielo.
Cumple un sueño, ese al que ella le llama «locura», pero que en realidad es la más bella historia de amor que se puede vivir,el momento más lúcido de su vida, el que jamás podrá olvidar, porque esos besos, esas caricias y ese amor se grabó en su piel para siempre
Sí, eso quise plasmar, una locura que deja huella para toda la vida.
El nerviosismo de la espera, la incertidumbre, el miedo, luego el encuentro, como un torrente desbordado, dos cuerpos ansiosos por desahogar toda la pasión retenida que llevan dentro. Y luego la despedida, sin saber si va a haber un mañana.
Como la vida misma, Yvonne.
Cuando pasen los años, siempre tendrá el recuerdo de ese día de locura en el que se sintión más cuerda que nunca.
Besos y abrazos.
Es una locura maravillosa poder gozar de algo así mi querida amiga.
Un besito querida mía y espero que ya estés en manos que alivian los dolores del cuerpo. 🌹❤
Las cosas de palacio van despacio y la sanidad, ¡no te digo! pero con el tratamiento que me puso mi vecino médico, he ido mejorando y ya casi hago vida normal. Gracias, querida Yvonne.
Besitos.
Me alegro muchísimo Estrella, ya imaginas como ando ahora, pero esta semana te llamo.
Un besito.
Sí, prefiero que llames tú, porque yo estoy más libre para contestar…
Más besitos.
Sin duda alguna una historia que, a pesar de cualquier sentimiento que pueda despertar, vale la pena recordar. 😉