Antonio, desde su blog antoncaes.wordpress.com me retó, junto a otros blogueros, a que pusiera tres buenas frases, con la sana intención de conocernos mejor… Venga, animaos a visitar su blog (dijo que se iba pero a los cuatro días volvió, yo creo que nos echaba de menos…)
Yo, que difícilmente me amoldo a estas cosas, lo hago a mi manera y en vez de tres frases voy a dejar tres poemas muy relacionados con el otoño, ya que acabamos de empezarlo y me apetece hacerlo.
El primero es un poema de ÁNGEL GONZÁLEZ, poeta que es muy especial para mi y que yo suelo interpretar a mi manera, porque la poesía no es sólo de quien la escribe, sino también de quien la leemos que la hacemos nuestra. El otoño está aquí y hemos dejado la luz y la pasión del verano, ahora llega la melancolía por el tiempo que no volverá:
EL OTOÑO SE ACERCA
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
(Ángel González)
Pese a su belleza, para mí es una estación nostálgica, triste y me deprime. La luz, el alimento de mi alma, va perdiéndose en las cada vez más cortas tardes y es como si me faltara el aire para respirar.
Muy bien lo dice MANUEL MACHADO, yo también, “me siento, a veces, triste”, los árboles desnudos, son solo espectros en las largas noches y pienso si en la primavera volverán a florecer o serán solo testigos secos y mudos:
MELANCOLÍA
Me siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno…
Mi pensamiento, entonces,
vaga
junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan… Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía… Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.
(Manuel Machado)
Y ahora, para no cansaros, un kaiku de MARIO BENEDETTI, ese gran poeta uruguayo que, creo no equivocarme, admiramos todos los amantes de la poesía.
Un testamento, el de los castaños, que nutrirá la tierra para que en primavera, crezcan aún más frondosos y bellos. Una forma de morir para que otros vivan:
Las hojas secas
son como el testamento
de los castaños.
(Mario Benedetti)
Y ya, fuera del guión, unas palabras dedicadas a mi arbolito de júpiter, que me enseña fielmente cada año el paso de las estaciones.
Así lo cuento en un post antiguo, del cual os dejo el enlace, https://estrf.wordpress.com/2014/11/30/no-estoy-muerto-estoy-dormido/ por si queréis leerlo:
Atardeceres rojos de otoño
en el jardín,
mi árbol se desnuda…
Ya no acuden las abejas
a sus flores,
ni se esconden los pájaros
en sus ramas.
Ya, somnoliento, espera el largo invierno,
suspira,
y sueña la ansiada primavera.
(Estrella)