PEQUEÑA HISTORIA
30/08/2016 por Estrella RF

Os voy a contar una historia que comenzó hace siete años y que ha terminado hoy con la palabra FIN.
.
Era Junio del año 2009…
.
Me llamo Mora,
y nací el viernes pasado, aunque tenga dos o tres años.
.
No quería entrar, me resistía,
pero no me sirvió de nada.
Había gente, perros, gatos,
y unas señoritas vestidas de blanco.
Yo me eché en el suelo, tenía miedo.
.
Mi amo sacó la cartera,
habló en el idioma de los humanos,
pagó unos billetes y se fue,
ni siquiera me miró.
Yo me quedé acurrucada,
no sabía cuando iba a llegar el próximo golpe,
o quizá no llegase,
no sabía que pensar…
.
Y allí estaban ellas, madre e hija,
de preciosos ojos, ambas,
¿qué la vais a hacer? preguntaron,
no oí lo que decían, hablaban en voz baja
y me miraban,
yo bajé la cabeza, atemorizada
¿qué va a ser de mí? Pensé,
como piensan los perros…
.
Me pincharon, me dieron unas medicinas,
y ellas me acariciaron y me hablaron,
me dieron ganas de llorar,
nunca nadie me había hablado así,
y me llevaron en un coche que no conocía,
con dos perritos que reían contentos
Me dieron envidia… son felices, pensé.
.
Paramos y me bajaron,
me presentaron a otro perro, era Duque.
se parecía a mí, y también parecía feliz,
había tres caballos
y varios gatos, todos parecían contentos.
.
Y la mujer guapa, de preciosos ojos azules me dijo:
Esta es tu casa, nosotros tu familia,
no habrá golpes, sí comida…
y todos los días iremos todos de paseo,
tendrás caricias y abrazos
serás feliz como ellos.
.
Y yo… ¡casi me lo estoy creyendo!
¿será verdad? pienso…
porque los perros, aunque no lo creáis ¡también pensamos!
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Así empezó la historia conocida de Mora, una perra que, injustificadamente, iba a ser sacrificada por su dueño y que fue salvada por mi amiga y su hija. Su vida no había sido fácil, parecía un saco de huesos, apaleada y llena de marcas cuando llegó a nuestras vidas
Con el tiempo y por circunstancias domésticas, hace más de cuatro años Mora llegó a mi casa por unos meses que se fueron alargando hasta hoy.

Fue la madre adoptiva de Yeni, que tenía meses cuando ella llegó y las dos me han hecho disfrutar muchas veces y enfadar otras tantas, pero han sido una gran compañía.
Hoy Mora nos ha dejado, al parecer en sus paseos por ahí, ha comido algo que le ha envenenado la sangre y no lo ha podido superar y yo me siento muy triste y Yeni la busca sin entender su ausencia…
Me queda el consuelo de saber que nunca volvió a ser maltratada y que desde aquel junio de 2009 fue feliz.
Ahora ya descansa en compañía de Zar y Linda y todos esos perritos buenos que nos brindan su amistad desinteresadamente.
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Publicado en relatos, vivencias | Etiquetado amigo, crueldad, despedida, maltrato animal, Mora, perro | 18 comentarios
Me has hecho emocionar… Sé lo que es perder un perro, he tenido que afrontarlo varias veces a lo largo de mi vida 😞 Lo siento mucho!! Un beso
Lidia, perder a nuestros perros es como perder a alguien de la familia.
Si he puesto el post es por la historia especial de Mora, salvada in extremis, cuando una malnacido quiso sacrificarla sin motivo alguno.
El escrito en palabras de ella es de entonces, cuando la conocimos. Nunca se la olvidaron los golpes que recibió, ver una escoba, un palo, cualquier cosa alrgada le daba pánico, a pesar de haber pasado siete años.
Un abrazo
Lo siento … fue feliz con en sus nuevos hogares pero nada justifica lo que le ha sucedido. No lo soporto
Yolanda, fue feliz, pero no se le quitó el trauma a pesar del cariño que recibió.
No consigo entender ni el abandono, ni el maltrato, ni el deshacerse de un perro, si no le quieren tener que no le tengan, es voluntario, pero, mientras tanto, que lo traten como les gustaría que les trataran a ellos.
Yo tampoco lo soporto.
Un abrazo y gracias.
Gracias, María, acepto ese café… ¡muy rico!
Un beso.
Me conmovió porque pienso igual.
Mi perrita es como mi hija, y la que se pone más contenta cuando regreso.
Tienen sentimientos, cosa que muchos olvidamos.
Gracias.
Hace bastantes años que tengo perro y siempre me digo que va a ser el último, se sufre mucho al perderlos, pero vuelvo a caer…
Y es que han sido una compañía impagable en algunos momentos duros de mi vida, sabían de mis estados de ánimo y no se separaban de mí, advierten en nuestros silencios lo que nuestros semejantes pasan por alto.
Y la Mora, a pesar de su penosa historia y sus traumas, era muy cariñosa.
Gracias a ti, Luis, un abrazo.
Tierna historia, con final triste y doloroso. Siempre queda el consuelo de que dejo de sufrir en el 2009 y fue feliz mientras vivió y seguramente seguirá siendo feliz donde quiera que vayan cuando dejan este mundo.
Es muy sentimental escribir sobre la muerte de un perro amigo, pero a los tres que he perdido les he dedicado unas palabras, cada uno de ellos tenía su historia y cada uno de ellos ha sido especial para mi.
De hecho, lo que cuenta Mora en el post, lo hizo hace siete años, hoy sólo he añadido mi despedida.
Un abrazo, Antonio.
lo siento mucho. Es tristísimo y produce una gran impotencia. espero que lo llevéis lo mejor posible
La ausencias se van acumulando a lo largo de la vida, es inevitable. Pero sí da mucha pena perder a nuestros amigos perrunos.
Un abrazo.
Pequeña historia, dices, Estrella.
Es una gran historia, como todas las que trascurren a nuestros lados.
Mora, tu perrina, ayer tan cerca y hoy hecha lejanía y niebla,
compartiendo recuerdos con su ida.
Ella estará siempre ahí, entre esos chopos que quieren retoñar cada año,
a lo mejor ladrando suavemente como agua
cuando cae sobre el campo,
en el aire cuando se hace de noche
haciendo hoyos en tus paseos, siempre cazando.
Al volver del paseo y la puerta de casa se cierre,
Jenny se preguntará a dónde has ido…
Que tengas felices paseos, Mora, por esos nuevos espacios.
Un beso, Estrella.
Los que tenemos mascotas sabemos del vacío
que dejan sus ausencias.
Se siente su ausencia,
y se siente porque, aunque muchos no lo crean,
veo como Yeni la busca constantemente,
está nerviosa y desorientada,
no entiende donde está su compañera de toda la vida.
Siempre llevamos a nuestros perros en el corazón,
es verdad,
nos acompañan en nuestros momentos duros,
su instinto les hace consolarnos sin necesidad de saber que nos pasa,
esa cabezada en la pierna cuando estamos deprimidos,
es como el abrazo de ese amigo
que igual no se ha dado cuenta de nuestro dolor,
ellos sí se dan cuenta.
Mora fue feliz sus últimos años, eso es lo que cuenta.
Un beso y gracias, Justi.
Tarde pero no quería dejar de comentar. Convivo con perros y gatos y, en fin, cuando se va uno… es muy duro.
Sólo queda pensar que fue feliz con vosotros.
Ojalá se dejase de abandonar y de maltratar a los animales.
Un abrazo.
En este país se tiene muy poco aprecio a los animales. Incluso se burlan cuando ven que las lágrimas brotan por la muerte de un perro… pero ellos se pierden el cariño que estos peludos nos dan a quienes les queremos.
Mora fue una perra maltratada, que nunca se recuperó emocionalmente, pero era cariñosa y el tiempo que vivió conmigo, imagino que fue feliz, como loo son los perros…
Un abrazo
Seguimos coincidiendo en nuestra forma de afrontar la vida… Compartir nuestra existencia con nuestras mascotas no hace más que enriquecernos el alma.
Mis perros han sido una gran compañía. Pasear con ellos, «hablar» con ellos, sentir su cariño, ha sido muy importante y satisfactorio en muchos momentos de mi vida. Sobre todo la Linda, una perrita (mas bien una perraza) que abandonaron cuando solo tenía un mes, y que parecía ser un cruce entre mastín y alaska, sabía en todo momento mi estado de ánimo. Recuerdo que me daba con el morro y la pata cuando me veía llorar o me sentía deprimida, hasta que me animaba…