Ya estamos a 3 de enero,
el recién nacido se va desperezando
y… ¿ha cambiado algo?
no, el sol sigue saliendo cada mañana,
a veces no se ve tras las nubes,
pero ahí está, iluminando el día
y, al caer la tarde, se esconde de nuevo,
como ayer, o anteayer, como en el viejo año…
Es el momento de los buenos propósitos,
como si la vida cambiara después de las doce uvas:
voy a luchar por lo que quiero,
voy a intentar contener mi furia,
voy a aprovechar mejor el tiempo,
voy a vivir cada momento,
voy a hacer más ejercicio,
voy a adelgazar,
me voy a querer más…
Y, ¿qué hacemos?
mejor dicho… ¿qué hago yo?
igual que el año pasado:
me estreso,
me rebelo por dentro,
me atiborro de dulces,
me tiraría en la cama y no me levantaría (aunque no lo hago)
miro por la ventana
y ese sentimiento de algo nuevo no lo veo por ninguna parte,
quizá es la vida, o son los años,
o quizá los palos que he ido recibiendo,
o quizá soy yo,
pero me temo que el nuevo año es prolongación del viejo,
caminar, caminar, caminar,
sin nunca llegar a mi destino…
(Estrella)
Todos son caminos que se acaban y vuelven a aparecer.
La canción navideña se hiela como se hiela el agua en invierno.
Pero la ilusión sigue dando cuerda al reloj del mundo.
Y volverá el bullicio del verano, y siempre habrá tenderetes comerciales
que nos venderán mentiras envueltas en papel dorado.
Y siempre seguiremos buscando sitios posibles donde sentarnos.
La vida sigue. Igual o desigual pero sigue.
Ánimo! pronto los jilgueros llenarán de nidos
los álamos junto al río. Contentos.
Un beso.
Sí Justi, pronto llegará la primavera, pero eso ¿cambia algo?
bueno sí, la luz ilumina el alma, es verdad,
al mismo tiempo que ilumina los campos con otros colores,
pero la vida ¿cambia?
no, las mismas ausencias, los mismos temores,
el mundo al revés…
cerremos la grieta que se hizo en la coraza del corazón
y sigamos adelante,
la vida sigue, casi nunca como quisiéramos, pero sigue…
y hay que vivirla, o soportarla como se pueda.
Un beso.
Estrella: todos hemos realizado algún propósito o reto nada más acabar las doce campanadas y unas semanas después «todo quedó en agua de borrajas»…no sé si es la edad o el poco entusiasmo que le ponemos cada día…pero como bien dices todos los días sale el sol y se oculta. También he publicado un articulo sobre las promesas que hacemos tras acabar un año. Un beso
Águeda, yo ya no suelo hacer propósitos, me limitos a ver pasar la vida,
es verdad que suena un poco pesimista, pero es la verdad,
cuando ves que nada te sale a derechas, pierdes la ilusión,
y te resignas a que la vida pase, mientras la observas desde fuera…
Olvidemos un poco la vida real y soñemos, feliz año.
Un beso.
Estrella:
Preguntas ¿ha cambiado algo? Y te respondo: No, y el mundo sigue andando… como dice el tango.
¿Te das cuenta? Lo que tenga que cambiar, cambiará, algún día cuando sea inevitable. Mientras tanto, todo sigue igual… como el sol… como tú… como yo.
¿Y el mundo? Que reviente si ese es su destino, al fin y al cabo, nadie se hace el propósito de cambiarlo, así no funciona, el buen propósito es un matrimonio con nuestras propias debilidades, que casi siempre termina en divorcio por abandono.
Y hablando de buenos propósitos, soy sincero contigo: los detesto, porque llevan a cuestas una carga neurótica, si fallas en tu propósito un sólo día, te comen las ansias, piensas que ya no será posible… Como si el propósito fuera mágico y el hechizo se rompiera porque le fallas un día. Pero sí, yo también me hago alguno que otro, alguno que sé que puedo cumplir… no quiero traumarme.
Y estoy contigo en que el nuevo año es prolongación del viejo. Así que mejor recemos para que cuando crezca y se haga viejo, no termine feo como su padre que despedimos.
Un abrazo, Estrella.
Tienes razón, Pensador, que el año nuevo no termine feo como el que hemos despedido.
Hace ya tiempo que, para mí, el vivir es como ese viaje en tren. aburrido, en el que no te apetece asomarte a la ventanilla porque el paisaje no tiene ningún interés. Por eso no me hago propósitos que sé que no voy a tener oportunidad de llevar a cabo. Es verdad, que a pesar de todo, siempre queda esa pizca de esperanza ahí latente, para intentar aprovechar, si aparece, algúna oportunidad de ser feliz por un ratito… no pido mucho, algún ratito suelto, esos momentos que se guardan en el corazón para siempre.
Gracias por tus visitas regulares a mi humilde blog, para mí es un placer.
Un beso
En realidad no es más que una renovación, una reorganización de los deseos… de siempre…
Besos renovados.
Besos renovados, Pere, a ver si, al menos, si en nuestra vida particular hay pocos cambios, que sí los haya en esta vida pública tan desastrosa que tenemos. Hay tanto que limpiar…
Un beso.
Hola, Estrella. La vida sigue igual pero tu Iker crece y hará mil monerías que provocarán tu sonrisa más de una vez. Mira a tu alrededor y verás como encuentras cosas positivas con las que ilusionarse. Besos.
Mercedes, Iker tiene dos años y es un amor. Es la alegría de la casa, porque es un niño muy alegre y cariñoso. Intento que sonría mucho, la risa es salud.
¿Cosas positivas? quizá alguna haya, pero mi vida no se caracteriza especialmente por que lluevan esas cosas… eso sí, intentaré aprovechar al máximo las ocasiones que se me presenten para ser feliz.
Un beso.